Esperpentico
Si Ramón María
del Valle Inclán despertase de su sueño
eterno, no tendría inconveniente en
aceptar como producto de su fantasía el
siguiente relato, que no tiene nada de
irreal. Ocurrió en la localidad gaditana
de San Roque. Regocijémonos.
El Ayuntamiento de San Roque, como ya
hemos dicho un pueblo de la provincia de
Cádiz, compró un burro para adornar
el belén viviente que, cada año,
instalan en las fiestas navideñas. Algo
que se puede considerar normal, pero...
Un vecino ha demandado a los garantes
del animal por la irresponsabilidad que
han mostrado en un hecho luctuoso
provocado por el burro de marras. Cuando
una hermosa vaca estaba pastando
en un terreno propiedad del demandante,
el burro entró en el recinto y persiguió
al rumiante. Éste (el rumiante) intentó
huir pero, con tan mala suerte, que cayó
por un terraplén, se despeñó y se murió.
En su demanda, el vecino indica que el
burro entró en su terreno y acosó
sexualmente a la vaca (también de su
propiedad). El Ayuntamiento considera
que fue la vaca la que provocó al burro.
Un concejal, llamado José Lara, explica
su particular visión de los hechos: "Se
trata de un burro joven, con mucha
fuerza, y claro, al salir la vaca
completamente desnuda, con las tetas al
aire, pues igual el animal se salió de
madre y embistió".
Cuentan las crónicas que tendrán que ser
ahora los servicios jurídicos del
Ayuntamiento los que deberán decidir si
hubo o no acoso sexual del burro sobre
la vaca.
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